Santo Domingo.- La humanidad tiene nuevo juguete para entretenerse, y se trata nada menos que de la inteligencia artificial, un desarrollo tecnológico tan impresionante como preocupante cuando se analiza a profundidad.
Desde noviembre de 2022, cuando hizo acto de presencia ChatGPT en versión beta pública, no hemos parado de maravillarnos con las capacidades e hitos de una tecnología que jamás se pensó tan avanzada, aun cuando llevamos rato conviviendo con ella.
Podría decirse que ChatGPT -y, de paso, Dall-E, Midjourney y otras formas generativas de la tecnología- ha revivido el interés por la inteligencia artificial y el eterno debate ético y futurista, pues con cada vez mayor fuerza aumentan las voces que advierten que el avance acelerado que estamos viendo no es una buena idea.
Es así como en días recientes, quizás aprovechando la omnipresencia del tema en medios de toda clase, una figura política local decidió inyectar una dosis de inteligencia artificial a una conferencia realizada en La Romana, con resultados quizás un tanto insospechados.
La tecnología introducida en este evento, un robot de aspecto humanoide llamado Sophia, lleva algún tiempo demostrando los avances no solo en inteligencia artificial, sino en robótica, naturalidad del lenguaje y reconocimiento de gestos.
Sophia no es una inteligencia artificial generativa como lo es ChatGPT, sino que es un robot humanoide social diseñado para fines de investigación en lo que respecta al rol de la inteligencia artificial en la sociedad, desarrollar la empatía necesaria hacia un futuro de colaboración entre humanos e inteligencia artificial, y para facilitar usos reales de esa tecnología en distintos ambientes.
Por su aspecto humanoide, sus reacciones ante las expresiones faciales de la gente y la fluidez con la que se expresa, Sophia ha estado llamando poderosamente la atención desde 2016, llegando a convertirse en la primera ciudadana robótica del mundo, saliendo en revistas e, incluso, dando entrevistas donde sus declaraciones no siempre son las más afortunadas.
Lo que ocurrió con Sophia en La Romana, y la razón por la que se convirtió en un fenómeno en las redes sociales locales, es tan solo un reflejo de la ignorancia que suele acompañar a temas tan profundos y complejos como la inteligencia artificial.
Se tomó una interacción donde se hizo una pregunta (en inglés) y hubo una respuesta (también en inglés) acorde a la misma por parte de Sophia, y se editó para fines de aparente provecho político, siendo esto otra muestra de la ignorancia y del pensamiento básico que suele caracterizar al promedio.
¿Resultado? Un show mediático donde una inteligencia artificial, según dejan entrever videos de los organizadores del evento, tuvo que aclarar su respuesta en español.
Es triste caer en las trampas de una tecnología que, hasta ahora, solo emula la inteligencia humana, pero que la emula tan bien que engaña y deslumbra a las grandes masas. Hay que saber discernir.